lunes, 21 de julio de 2014

Discurso graduación de segundo de bachillerato.

Buenas noches, profesores, padres y compañeros. Cuentan que uno de los mejores discursos fue pronunciado por Salvador Dalí cuando dijo “voy a ser breve, terminé”. Quizás, eso es lo que me gustaría decir ahora mismo pues no es fácil leer un discurso, pero en días como hoy, es necesario decir más de cinco palabras.

Hoy hablo por todos mis compañeros de segundo de bachiller de sociales y por el mío propio. Este curso ha sido muy difícil y duro para todos, un curso en el que no ha faltado nada en absoluto. Es cierto que ha sido un año de difícil convivencia, provocada por la gran tensión a la que estamos sometidos y por el agobio constante de exámenes y falta de tiempo, pero, a pesar de eso, hemos sabido entendernos aunque costase.

Para muchos de nosotros hoy se cierran seis largos años en estos pasillos, seis largos años en los que comenzamos como “mochilas con piernas” y hemos ido madurando poco a poco. A lo largo de estos seis años hemos conocido a muchas personas, hemos cambiado muchísimo de profesorado y hemos pasado de pequeños humanos a grandes personas. Estos pasillos que hoy abandonamos han sido testigos de amores, amistades, risas y llantos, de agobios y explosiones de felicidad. Este edificio ha sido testigo de cada uno de nuestros problemas y de nuestras alegrías, pero, sobre todo, de nuestra evolución permanente como personas.

Hace 8 meses veíamos este día como algo lejano, algo que jamás llegaría, pero aquí estamos, viviendo ese momento lejano, saboreando esa esperada libertad. A partir de hoy, aquellos enanos que entraron en este edificio creyendo que iban a comerse el mundo, empiezan a formar parte de aquello que se llama “mundo exterior”, pues, a partir de ahora, dejamos nuestra infancia y adolescencia entre las paredes de este edificio para irnos a otro lugar, para seguir formándonos como personas y abrirnos un hueco en el mundo profesional.

Hoy nos graduamos un grupo de personas que nacieron a mediados de los noventa, una generación que empezó a ser conocida como “nativos digitales”, pero que también conocen la esencia de jugar en la calle, de saber qué es sentir el aire en nuestros rostros cuando nos divertíamos, porque nosotros también hemos gritado aquello de “POR MÍ Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS”, porque nosotros también hemos llamado a timbres y hemos salido corriendo, porque a pesar de tener tecnología a nuestro alcance, nosotros hemos sabido saborear el placer de jugar con nuestros amigos a juegos tradicionales. Nosotros crecimos viendo dibujos como “Pokemon” o “Doraemon” y jugando al tamagochi, aunque esto último lo hemos sustituido por algo tan simple como el POU. Nosotros somos la generación de los tasos, de las Game Boys, somos la generación que se fascinaba al tener el típico móvil ladrillo con el que poder dar toques a nuestros amigos. Nosotros somos aquella generación que hoy dice “adiós” a nuestro segundo hogar.

A lo largo de estos seis años, todos nosotros que hoy nos graduamos hemos aprendido bastante, tanto sobre las materias que hemos dado como de la vida. Parece mentira que hoy tengamos que abandonar este segundo hogar, pero, al parecer, es un hecho que tenía que suceder tarde o temprano.

No os voy a engañar, he estado días y días pensando qué poner en este discurso, recordando tantos y tantos momentos en este instituto y sintiendo una nostalgia continua de todo lo que aquí he vivido, y sé que cualquiera que hubiera estado en mi lugar habría sentido lo mismo. Estos días en los que he estado recordando, me he acordado de muchísimos profesores que ya no están trabajando aquí y, ¿sabéis qué? Yo también les echo muchísimo de menos.


Hay profesores que han pasado por nuestras vidas dejando buenos recuerdos y hay profesores que quizás sólo han sido una persona más que ha estado de paso, pero, si no me equivoco, todos los que estamos graduándonos hoy hemos aprendido algo de todos ellos. De algunos profesores hemos aprendido los valores de la vida, de otros hemos aprendido que en esta vida nada se consigue sin luchar, de otros aprendimos que siempre habrá personas mejores que nosotros pero que lo que realmente importa es ser nosotros mismos, pues eso es lo que nos hace ser los mejores. En definitiva, no sólo hemos aprendido algo sobre alguna asignatura, sino que  también hemos aprendido qué es aquello que se conoce como “vida”.

Siempre he pensado que cada persona deja huella en la vida de los demás aunque su paso por esa vida sea irrelevante. Al día de hoy, confirmo mi teoría, pues de todos los profesores hemos aprendido algo, por pequeño que sea, algo que nos va a servir el día de mañana, el día en el que decidamos buscar trabajo, en el que trabajemos o el día en el que entremos en la universidad. De todos vosotros, y de todos los que hoy no están aquí, hemos aprendido bastante y por eso hoy os queremos decir GRACIAS.

En realidad, las gracias no sólo se quedan ahí. También hay que agradeceros que nos hayáis soportado todos estos años, que nos hayáis apoyado en todas nuestras decisiones y guiado en nuestro camino. Hay que agradeceros el hecho de haber estado ahí cuando hemos estado mal, haber soportado nuestros enfados, nuestros momentos de locuras o simplemente aquellos momentos en los que no parábamos de hablar; debemos agradeceros tanta paciencia por vuestra parte, porque ha sido demasiada.

Dicen que a lo largo de la vida se conocen demasiadas personas, que unas vienen y otras van, que algunas se quedan y otras desaparecen, que unas nos marcan de forma decisiva en nuestra vida y otras nos enseñan a aprender de los errores. Obviamente es cierto, y, vosotros, profesores, habéis marcado a muchos de nosotros, porque siempre vamos a recordar algo que hemos vivido aquí con vosotros, algo que hemos escuchado de vosotros o algo que hemos aprendido gracias a vosotros.

¿Sabéis? Seis años dan para escribir mucho, pero prefiero no mencionar ningún momento concreto, pues cada uno de nosotros tiene miles de recuerdos diferentes que, seguramente, estén apareciendo ahora por nuestras mentes.

Por último, quiero que todos sepáis que de estos seis años que he pasado en este instituto, sólo me llevo momentos buenos, porque al fin y al cabo son los que de verdad importan. Quiero que sepáis que yo, como muchos de nosotros, estoy contenta de haber estudiado aquí, porque, a pesar de lo que digan, este instituto cuenta con un buen profesorado y con un nivel alto, porque aquí no regalan las notas, sino que nos enseñan a conseguirla si luchamos y ponemos empeño.
No me queda mucho más que decir, así que mis compañeros y yo nos despedimos de todos vosotros de la mejor forma, dándoos las gracias por todo lo que habéis hecho por nosotros y diciendo “hasta luego”, pues esto jamás será una despedida, porque siempre estaréis en alguna parte de nuestras vidas.

Buenas noches y disfrutad de este día tan especial.


1 comentario:

  1. Muchas gracias me encanto eso de DALÍ ahahahaha gracias e base en tu discurso muchismo

    ResponderEliminar