miércoles, 11 de diciembre de 2013

Anorexia y obesidad VS sociedad

Hoy en día, la obsesión de las personas es lucir un cuerpo perfecto. Las chicas se preocupan por no tener barriga ni piernas gordas, se preocupan por lucir el mejor cuerpo de todos y los chicos se preocupan por tener músculos, por ocultar la barriga y ponerse cuadrados. ¿Por qué? ¿Es el físico lo que realmente importa?
No sé si os habréis dado cuenta, pero cada día es el tema boom del momento. Llega el buen tiempo y la mayoría de las personas se preocupan más por lucir un cuerpo bonito que por cuidarse realmente por dentro, por estar sanos. Nuestra obsesión va tan al límite en ocasiones que no nos damos cuenta de hasta qué punto podemos llegar. Nos empeñamos en hacer dietas que ni siquiera nos han aconsejado los médicos. Nos podemos tirar días y días comiendo absolutamente poco para no coger ni 1kg, pero, ¿de verdad eso funciona?
En numerosas ocasiones, nos obsesionamos con adelgazar lo máximo que podamos. Nunca nos vemos perfectos, nunca nos vemos lo suficientemente delgados como queremos serlo. Nos miramos al espejo pero nunca estamos lo suficientemente perfectos. ¿A quién queremos engañar? No somos lo que queremos ser. ¿Por qué no lo conseguimos? Es fácil la respuesta: la sociedad. Seas como seas, siempre alguien te sacará algún fallo hasta tal punto que terminamos por vernos así.


Imaginaos que, por un momento, sois una persona que está “gorda”. Vas a las tiendas y no encuentras la talla adecuada para ti. Pantalones demasiados apretados. ¿Por qué? Porque lo que ahora es una 32, antes era una 36. Vas andando por la calle y ves a todas esas personas delgadas, con cuerpos de escándalo. Les observas y sientes una espinita clavada dentro de ti, una especie de envidia por llamarle de algún modo. Te miras a ti y no te ves como ellos, te ves más gordo de lo que crees. Deseas con todas tus fuerzas ser, aunque sea por un día, como aquellas personas de cuerpo perfecto y decides hacer algo para cambiar eso. No te sientes a gusto con tu cuerpo, sientes que nadie te querrá por ser como eres y todo porque la gente se ha empeñado en mirar antes el físico que la personalidad de alguien. Llegas a casa, te vuelves a mirar al espejo y en ese momento sientes asco por ti, por ser así y piensas por qué comerías tanto como para llegar a ese punto. Decides poner punto y final a aquella historia y empieza el gran problema.
De repente empiezas a dejar de comer, a creer que toda comida te hará daño. Comes lo básico, pero sin llevar una dieta equilibrada. Los días van pasando y por mucho que lo intentas, no adelgazas. Te cansas, pero quieres conseguir lo que te propusiste y comienzan los vómitos. Poco a poco vas sintiendo que vomitar te está causando algo “bueno” por dentro, que gracias a ello estás adelgazando, pero, ¿de verdad es algo bueno? A medida que pasan los días, vas viendo que lo que estás haciendo te está dando resultado, ¿por qué parar? Sigues con tu obsesión, cada día más intensa y llega el momento, el momento en el que eres una persona delgada.. Vuelves a mirarte al espejo, pero tampoco es suficiente. Tus amigos, las personas que te rodean se dan cuenta de que algo te está pasando. Te preguntan cómo es posible que hayas adelgazado tanto. Ellos no salen de su asombro. ¿Quién se iba a imaginar que esa persona gordita iba a adelgazar tanto? Sus comentarios te alegran, pero tú te sigues viendo con demasiada carne. Te estás quedando en los huesos y no te estás dando cuenta porque tu mente se ha apoderado de tu cuerpo. 
Sigues vomitando, sigues quedándote más delgada y tus fuerzas empiezan a fallar, tu actitud empieza a cambiar. La gente de tu alrededor te observa, estás muy cambiado/a. Se dan cuenta de que no estás bien, de que te has obsesionado con el tema e intentan ayudarte. Tú rechazas su ayuda. Huyes de todas esas personas, te encierras en tu propio mundo, pero la realidad es otra. Vas a un sitio y a otro y surgen los comentarios de aquellos conocidos. Típicos comentarios como “¡qué delgado/a te has quedado!”, “Tienes que comer más, estás en los huesos”, “Si estuvieras un poco más gordo/a estarías mejor”. Pasas de todos esos comentarios. Te duelen pero tú tienes tu propio mundo, tus propias ideas, hasta que llega ese comentario que te hace caer por completo, aquel comentario de alguien que te dice que parece que estás anoréxico/a. Piensas que no es para tanto, pues sigues con tu obsesión, pero, no es la única persona que te lo dice. ¿Es una realidad o sólo son comentarios de gente que intenta verte caer?
Por fin entras en una talla 32 de pantalones, así que no puede ser para tanto. Piensas que hay gente que está más delgada que tú. Quizás lo piensas porque no te das cuenta de tu verdadero estado físico. Te vuelves a mirar al espejo. El espejo muestra a una persona esquelética, a la que se le notan los huesos y apenas tiene carne pero tú ves a una persona que aún no está tan delgada. Tus padres te preguntan una y otra vez, pero tú sigues, no dices nada, hasta que un día te pillan vomitando. Es ahí cuando intervienen y te consiguen ayuda especializada. Te niegas a ir, pero te obligan. No quieres aceptar la realidad, no quieres aceptar que tienesanorexia y que está ligado a la bulimia. Te da miedo aceptar eso. La persona gordita se ha vuelto anoréxica, qué irónico.
Poco a poco vas abriendo los ojos y vuelves a mirarte al espejo. Te das miedo, te das asco, no puedes creer que los demás tuvieran razón. ¿Por qué te obsesionarías tanto? Ahora te arrepientes. Te cuesta comer y cuando comes, vuelves a vomitar. Necesitas hacerlo, es como una droga que no se toma. Tus padres cada vez están más desesperados con la situación y tú no quieres seguir así, pero tu mente actúa por ti. Poco a poco vas saliendo de aquel agujero, poco a poco te vas dando cuenta de tu error. Te vuelves a mirar al espejo y la persona a la que ves no te gusta. Tapas el espejo con una toalla e intentas evitar mirarte. ¿Cómo puedes estar así? Te sientes débil, sin fuerzas, pero con ganas de acabar con aquello. Lo intentas una y otra vez pero la bulimia te persigue. ¡Se acabó! ¡No más! Te hartaste de verte así, de ser tan débil y comienzas a comer, comienzas a aguantar las ganas de vomitar. Tienes que ser fuerte, tienes que vencer esa obsesión. Pero mientras lo intentas, la gente te sigue diciendo que tienes que engordar, que estás muy delgado/a, que estás en los huesos. Te molestan esos comentarios pero saben que tienes razón. No quieres verte así. Piensas en ti, en lo que estás sufriendo y piensas en tu familia, en la gente que te quiere. Ellos también están sufriendo. Te arrepientes una y otra vez de lo que hiciste, pero era irremediable. 
Los pantalones no te quedaban bien, las personas te juzgaban antes de conocerte por estar “gordo/a”. Ves programas de televisión en los que todos están delgados, ves los anuncios y todas las personas que salen tienen un buen cuerpo. ¿Cómo lo conseguirán?
Sigues contando con la ayuda especializada. Te está ayudando mucho al igual que tu familia y tus amigos íntimos, pero te sientes un poco vigilado/a. Te agobias en ocasiones, y huyes de toda esa ayuda, pero no paras de pensar en el tema. Te das cuenta de que tu actitud ha cambiado, de que ya no eres la misma persona de haces meses, ni físicamente ni psíquicamente, pero necesitas sentirte tú mismo. 
Poco a poco vas saliendo de ese pozo, vas avanzando hasta la luz. ¡Estás engordando! Te da miedo pesarte porque temes adelgazar, pero los resultados van mejorando. Pasan los meses y sigues engordando hasta que consigues tener un peso adecuado para tu estatura. Lo has conseguido. Te sientes satisfecho/a contigo mismo/a. Piensas en todo lo que ha pasado desde que empezaste con esa obsesión y te ves ahora. No te sientes igual, no te reconoces. 
La anorexia te cambió la vida, te cambió tu actitud, te cambió por completo. Fuiste muy egoísta haciendo aquello, no pensaste en la gente que te quería tal y como eras. Ahora tienes el peso perfecto, pero no tienes la absoluta felicidad porque recuerdas y sientes pánico. 
Hubo un momento en esos meses en los que estuviste tal y como estás ahora y no te veías bien. ¿Por qué no te diste cuenta? No tienes la culpa, en esos casos nadie se da cuenta. Decides empezar una nueva vida. Comienzas a hacer ejercicio y a comer todo lo que te apetece comer. Sí, así si te cuidarás. Te sientes bien contigo mismo/a y quieres hacer todo lo posible para seguir así, pero esta vez no te obsesionarás, porque has aprendido que, da igual si eres gordo o flaco, si alguien te quiere, te va a querer seas como seas físicamente, porque lo que importa es tu interior. ¿Qué más da lo que piensen los demás? Tú eres el que tienes que quererte. Te has querido siendo gordo/a, flaco/a y como ahora. Has aprendido que el físico es sólo un envoltorio, que la sociedad nos bombardea continuamente con tener un físico perfecto, pero ya has aprendido, ya no volverás a caer. ¿O tal vez sí? Quien sabe, eso depende de tu fuerza de voluntad.
El motivo por el que escribí este texto es para que os hagáis una idea de cuánto puede influir los comentarios de los demás en nuestras vidas, de cuánto podemos llegar a obsesionarnos por estar bien para los demás. ¿Mi consejo? Quereos a vosotros por ser como sois. No tenéis que gustarle a nadie por vuestro físico, si alguien te quiere, te querrá seas como seas.

1 comentario:

  1. How to Make a Deposit at Bet365 Casino - KTNV
    In 김해 출장샵 this article, I will share 서귀포 출장샵 some tips that you need to know to make a deposit at 광주광역 출장안마 Bet365 Casino using credit 울산광역 출장샵 and 아산 출장샵 debit cards.

    ResponderEliminar